Opinión

Los abuelos están de moda

El abuelo es el adulto preferido por todo niño, y no porque el anciano le conceda al nene más caprichos que sus padres. El niño es más perspicaz y sutil que todo eso. La infancia es un mundo de pigmeos que ignoramos. Lo que pasa en realidad es que el niño ve a sus padres cada vez más lejanos y presurosos. El niño encuentra a sus padres un poco zoquetes, siempre corriendo tras las últimas rebajas o el último estreno. Aunque parezca que no, la infancia está al tanto de estas movidas y al final sólo le quedan al crío dos amigos de verdad: el abuelo y el perro.

A veces el abuelo tiene que hacer de perro o el perro tiene que hacer de abuelo. Por las estadísticas vemos que ha bajado mucho la natalidad en España. Sin mirar el censo, el niño intuye que ya no es el tesoro de sus padres, y que incluso a veces resulta un fastidio. La familia ya no es la más íntima reunión de individuos. Ha cambiado de signo y sólo representa una unidad de consumo en lo internacional. A los padres sólo les une la pasión del consumo, y ese niño coma tres que les corresponde por pareja no es un fruto del amor, como decían los cursis de antes, sino una resultante de los dividendos sociales y las estimaciones familiares del Gobierno, como dicen los cursis de ahora.

El niño de hoy es un producto del consumo y un agente consumidor, ya que en el colegio, en la pandilla, en la tele y en internet le explican cómo tiene que vestirse, arreglarse y comportarse para ser alguien. Entre las muchas compras que los padres tienen que hacer cada día para engordar la hipoteca (la hipoteca es lo que más les une), está el niño, que antes se encargaba a París y ahora al Corte Inglés. El niño va teniendo más cada día de objeto de plástico con el que no se sabe qué hacer, salvo comprarle una cazadora. Así las cosas, se comprende que ese niño, buscando humanidad, encuentre al abuelo, que anda enredando con las plantas del jardín, y decida que él tampoco está ya para muchos trotes. La vejez y la infancia se encuentran por el revés solitario de la prisa glamurosa y comercial de nuestra moderna y estúpida época.

Por Marisa Arcas

@marisaarcas

20 enero, 2018

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