Opinión

PP Y PSOE, dos etnias irreconciliables

Pedro Sánchez, redentor de los socialistas, vive en un eterno quiero y no puedo. Ahora le ha dado por hacer discursos a lo Felipe González, el Felipe de la época dorada: entrada en tromba, muy sobrado, y una sucesión celérica y feroz de datos cruentos e insultos navajeros. Pero luego llega Mariano, el Presidente, y le desmonta todas las cifras una por una, le señala contradicciones y marrullerías varias. Y a Pedro Sánchez se le pone cara de postre que se ha quedado frío, o ese otro semblante de mosca perpleja que le salía tan bien a Felipe mientras chupaba bolígrafo, ante los datos, precisos y gélidos, de aquel José María Aznar que iba, sin prisa pero sin pausa, comiéndole el terreno.

Aquí y ahora, más que dos maneras de entender España, se debaten dos maneras de entender la política. La del PSOE está muy clara y consiste en prolongar un mitin de campaña durante toda la legislatura. La de Rajoy y su tropa, en explicar un curso de economía aplicada. A simple vista, estos economistas parecen más racionales y educados, pero luego, en la rúe, los números suenan a tómbola y los jubilados toman la calle. No se trata sólo de dos estilos políticos, sino de dos etnias españolas.

Mientras los futuros socialistas estudiaban filosofía de la Historia, o no estudiaban nada, los populares estudiaban para capitalistas, que muchos ya lo eran. Estudiaban números, que es lo único que hay que estudiar cuando se mercadea dinero y sólo dinero. Por eso debemos admitir que de números saben más los capitalistas, que los apacientan mejor y se nota cómo Rajoy y sus ministros se recrean en ellos.

Pedro Sánchez, con su macroeconomía, ha caído en la trampa de los números, y ahí le tienen, haciendo crucigramas, sudokus y sopas de letras. Porque, además, Sánchez se empecina en el debate económico cuando Mariano le ha desarmado la celada. Las cuentas tienen mucho vicio. Los boxeadores saben huir del gancho izquierdo del adversario, cuando en el izquierdo está la muerte. Pero nuestros socialistas ignoran que, napoleónicamente, cuando un frente se resiste, hay que atacar por otro.

Si Pedro Sánchez fuese un maestro en el estilo altoparlante, senatorial, pecador y antiguo de los viejos demagogos ilustrados, hoy ya sería un líder carismático. De momento, sólo camina mohíno, mustio y fatigado con su calculadora mental.

Por Marisa Arcas

@marisaarcas

 

19 marzo, 2018

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