Editorial

Pedro Sánchez entrega España a lo peor de lo peor

Terrible. Cierto. Verosímil. Una opción que gana enteros. La irresponsabilidad elevada a la enésima potencia. Dado el cuasi-seguro fracaso de Rajoy para formar gobierno intentando obtener los necesarios apoyos parlamentarios, Sánchez ya está en su turno.

No es que nos temamos en lo peor. Estamos en ello. La voluntad manifiesta de un líder socialista que pretende utilizar como socio privilegiado para regir los destinos de España a quien confesó que estaba siendo financiado “por una dictadura asesina”, como la de Irán. Y añadiendo que “la política es así”. Aquel Pablo Iglesias que acreditó que el dinero podía proceder de los más sucios regímenes con tal de que fuera útil para engrasar la maquinaria propagandística de la extrema izquierda.

Sabemos lo que es Podemos. Lo que eran. Lo que serán. Pero hay algo más importante: su fuelle, su potencial y su desarrollo, su influencia y su capacidad de mando dependerán de lo que el PSOE les deje hacer a los delegados en parte de Maduro y en parte de los ayatolás en España.

No es que el panorama pueda ser tercermundista, que también. Es que puede ser hasta delictivo. Es importante que el Cuerpo Nacional de Policía, vía UDEF, complete su trabajo. Y que podamos, a través de una investigación rigurosa, conocer si el embrión del partido de Monedero y Bescansa fue regado con varios millones de euros desde Teherán.

Nuestro Código Penal es claro: penas de cárcel de cuatro años y multas que multiplican por cinco el valor de la donación. Es nuestro Estado de Derecho. Prisión y sanciones. A diferencia de Teherán, donde los patrocinadores del predicador Pablo Iglesias se emplean con las grúas y los latigazos.

17 enero, 2016

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