Madrid, Opinión

Mal ejemplo para los jóvenes

En ocasiones, no hay mejor oportunidad para conocer el porvenir de un país que escuchar las voces e inquietudes presentes de los jóvenes. Prestando atención a las ocupaciones y preocupaciones de estas personas, nos haremos una radiografía, casi perfecta, de la salud que tiene nuestra actual situación económica o política, por ejemplo.

He compartido opinión y debates con decenas, cientos de profesionales, con los mejores expertos en materia económica, jurídica y de otros ámbitos académicos de gran prestigio reconocido. Por supuesto, he aprendido de sus ideas y de sus argumentos magistrales, explicando los porqués de muchas de las situaciones que se dan en nuestro entorno, sea del ámbito económico, político, jurídico o social. Pero, sin duda, cuando escucho a los jóvenes, consigo ampliar, aún más, mi entendiendo sobre muchas de estas cuestiones.

Al hilo de ello, recuerdo la última conversación que mantuve, recientemente, con Ana y Blanca, dos de mis sobrinas, de 20 y 17 años. Repasando con ellas las noticias de la actualidad en España, me dijeron que la situación era lamentable. Pregunté, entonces, sobre qué era aquello que más les preocupaba. Su respuesta, fue muy elocuente y, por lo que me aseguraron, era opinión casi unánime entre los grupos de sus amistades y conocidos, jóvenes todos de edad similar a la de ellas.

Lo que más nos fastidia es que nuestros padres, igual que los padres de nuestras amigas, se sacrifican por darnos una educación, trabajan honradamente muchas horas para mantener a la familia y, nosotras, nos esforzamos por estudiar y formarnos para salir preparadas para, el día de mañana, intentar conseguir un buen trabajo. Eso está muy bien, entonces, ¿cuál es el problema?, les dije. Pues que mientras nuestros padres se sacrifican por la familia y nosotras nos esforzamos estudiando, los que tienen la responsabilidad política de hacer que las cosas vayan mejor en nuestro país, así como algunos de los empresarios que podrían ofrecernos la posibilidad de trabajar en sus compañías, resulta que se dedican a hacer las cosas que aparecen en la televisión o en la prensa…

Entendí a mis sobrinas perfectamente y, con ello, imaginé el pensamiento de millones de jóvenes como ellas. Comprendo que es difícil motivar a estos jóvenes viendo el panorama actual, igual que lo es para los jubilados que pasan dificultades para llegar a final de mes, para los desempleados o para las personas que tenemos la suerte de tener un trabajo.

En definitiva, es muy difícil para la gente sacrificada y honesta, evitar las náuseas por seguir viendo a tanto chorizo, corrupto y aprovechado que habita dentro de España. Mal ejemplo, sin duda, para los jóvenes y, sobre todo, para el porvenir de un país.

@Lacaciabogado

Abogado-Consultor

16 abril, 2016

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