Desde hace semanas la única noticia recurrente que vemos en los medios de comunicación es el “destape” de casos de corrupción, pasada y presente y que afectan a todos los partidos, a todas las instancias, a todos los grupos de poder y a todos los niveles. Nombres propios, nombres de empresas, nombres de ministros, expresidentes de CCAA, mandatarios de naciones… todos pringados en mayor o menor medida.

Mientras tanto el pueblo, la gente o sea, lo que venimos siendo Vd. y yo nos quejamos amargamente de lo ladrones y chorizos que son todos los políticos y los mezclamos en el puchero con ex banqueros que se lo llevaban crudo, consortes de infantas que se lo arrastraban “pa la saca” con su título y por la cara bonita, y futbolistas que apañan más dinero del que cualquiera ganará en siete vidas.

Pero luego justificamos a los políticos si son de nuestra cuerda, a la realeza porque somos monárquicos de siempre y a los futbolistas porque son de nuestro equipo. Los únicos que se llevan todos los tomatazos sin piedad son los banqueros. Siempre es relajante tener un chivo expiatorio rico, malvado, con monóculo y chistera.

Somos nosotros (Vd. también, no mire para otro lado) los que reímos las gracias a los chorizos salerosos, los que deseamos tener la ocasión de trincar como ellos (no roba el que quiere sino el que puede), quienes excusamos a los que “ya les tocaba mandar y trincar” y en definitiva quienes por omisión hemos permitido que la corrupción se extienda por todo nuestro país.

Si le ha dado aunque sea un poquito de vergüenza todo lo que le acabo de decir todavía está a tiempo de cambiar las cosas: si conoce un caso de corrupción por pequeño que sea, denuncie, rabie, grítelo a los cuatro vientos, no sea partícipe de él. No adopte la postura cómoda de dejar pasar el mal. No sé si conseguiremos algo pero al menos podremos dormir con la conciencia tranquila.

@Liber_Alles