España es un país con pavor a lo nuevo. Tanto es así que es raro si nunca han escuchado eso de «más vale lo malo conocido que lo bueno por conocer». Lo nuevo infringe temor y no esperanza. No es una novedad, hace 200 años gritábamos «vivan las cadenas» y pedíamos la vuelta de Fernando VII antes que regirnos por «la Pepa». El pueblo prefería absolutismo antes que cierta libertad.

Muchas cosas han cambiado desde entonces, la aceptación por lo nuevo no es una de ellas. Ya lo dijo el profesor José Luis Cordeiro de la Singularity University de Silicon Valley en el Free Market Road Show de Madrid que somos un país tecnófobo, y verdad no le falta.

¿Qué por qué lo somos? Bueno, hay turistas que al llegar aquí tienen la mala costumbre de consultar las noticias de su país de destino. La manera más rápida es San Google, sirve con teclear “España” y ya aparecen las noticias más relevantes. Pero Google News está prohibido. Qué manía tiene internet con enlazar contenido.

Esos mismos turistas encienden Uber para ir a su hotel, vaya tampoco funciona. Qué manía la nuestra de romper monopolios y abrir el mercado. Creo que los periodistas deberíamos exigir el cierre de internet porque ya no vendemos periódicos. Con esta regla de tres seguro que cuela.

Tan esperpéntico es nuestro escenario legal que el cerebro de un español criogenizado ha tenido que emigrar para Alemania, como Pepe, porque aquí la legislación no garantizaba su conservación. ¡Torquemada estaría orgulloso! ¡Qué manía la de la Ciencia con avanzar! Aquí innovar es un delito hasta que encuentren un impuesto que lo regule. En eso sin embargo, si estamos en la delantera, pues somos los terceros en el ranking de los europeos que más esfuerzo fiscal soportan por encima de Noruega, Dinamarca y Reino Unido.

 @malagona