Desde diciembre de 2015 venimos padeciendo una clase política incompetente. Juegan con nosotros haciéndonos creer que les importamos muchísimo y que lo único que quieren es hacer que nuestra vida sea más fácil. Nada más lejos de la realidad, los partidos que componen hoy el arco parlamentario, todos ellos caducos, lo único que hacen es cobrar altísimos sueldos pagados con el sudor de todos los españoles. Los políticos son ya uno de los principales problemas de España, según el CIS.

Yo creo que no pido tanto, lo único que pido es que me dejen hacer. Que no me impongan tributos desorbitados para pagar gasto superfluo como son las diputaciones y demás entes públicos. Que no me digan si tengo que fumar o no tengo que fumar, si tengo que tener 14 pagas o tener 12, que no me digan si tengo que abrir o cerrar una tienda a la hora que ellos –entes superiores- quieran. Que no me obliguen a pagar una universidad en cada pueblo.

Esto pasa por que se ha creado la profesión del político. La gente no se mete en política para cambiar el mundo, ni siquiera para cambiar su entorno y lo más triste es que no se meten en política para cambiarse a ellos mismos. Se meten en política para poder sobrevivir, porque claro es un oficio muy cómodo el de aleccionar a las masas desde las tribunas de los parlamentos.

Hay que recuperar a aquellos políticos que perdían dinero ejerciendo tan noble labor. Hay que recuperar a los políticos que pensaban que lo que realmente importa es conseguir que un individuo haga las cosas por sí mismo y no perteneciendo a la basta y vasta piara que es el estado intervencionista. Si las cosas no cambian veremos el advenimiento del caos.