El personal sanitario de urgencias del Hospital La Paz denuncia la precariedad del servicio y las pésimas condiciones de trabajo. La situación es caótica, según afirman, por la falta de personal y el cierre de camas, lo que ha ocasionado un colapso en la sala de espera estos días. «Los pacientes están hacinados», cuenta una enfermera del centro que no quiere revelar su nombre.

Los trabajadores de La Paz aseguran que actualmente y durante la primera quincena de septiembre, la suma de camas cerradas en este centro y los hospitales Carlos III y Cantoblanco asciende a 340. En los últimos quince días del mes se restablecerán 41, quedando un total de 299 camas en desuso, según las mismas fuentes. De las cuatro salas de urgencias, se han cerrado dos y los pacientes aguardan su turno en un espacio de 20 sillones con un sólo aseo durante horas, llegando a superar una jornada en espera hasta ingresar.

Durante el verano se disminuyen los espacios para atender a los enfermos ya que se espera una menor demanda. El porcentaje de camas que se cierran es mucho mayor que el número de personas que necesitan asistencia médica, según explican profesionales del centro. Aún así, sostienen que estas circunstancias son las habituales durante todo el año. Miguel Salas, celador de La Paz, describe la situación como «algo crónico» y que en la actualidad «es sangrante».

«¿Cuándo nos van a ingresar?» preguntan los pacientes a la misma enfermera, a lo que dice «no saber contestar» y que «se le cae la cara de vergüenza» ante esta situación.