Actualidad, Madrid

Los manteros inundan las calles de Madrid

Estos días hace un año que Mamadou cambió la península de Cabo Verde por la Ibérica. A pesar de que a sus 21 años ya se ha visto abocado a andar por mil vericuetos más que el cliente que tiene enfrente –que le dobla la edad y al que ofrece un espejo para que vea cómo le quedan unas gafas de sol Gucci falsas–, este senegalés, que nació en un pueblito cerca de Dakar, confiesa que Madrid al principio le abrumó. Ahora, ya está acostumbrado hasta a cruzar la Gran esquivando coches con un hatillo al hombro y con la Policía detrás.

Mamadou se pone habitualmente en Gran Vía, 29, justo enfrente de la tienda oficial del Real Madrid, y es uno de los cientos de vendedores ambulantes ilegales –popularmente conocidos como manteros– que en los últimos meses ha llegado a la capital. El último eslabón de una mafia que mueve millones de euros al año desde que se fabrica el producto, generalmente en China, hasta el polígono de Cobocalleja de Fuenlabrada, donde la mayoría de los proveedores de los manteros compran al por mayor para revenderlos en pisos francos de Lavapiés, donde se abastecen estos jóvenes subsaharianos.

Si bien la presencia de manteros en el centro de Madrid no es nueva, en el último año prácticamente se ha multiplicado por dos, para impotencia de comerciantes de la zona y de las grandes firmas –cuyos productos imitan–, que ven como el delito contra la propiedad industrial en el que incurren estos hombres se vulnera sistemáticamente sin aparente remedio. ¿Por qué? Un agente de la Policía Municipal de Madrid resume lo evidente: Somos menos agentes, quieren que nos dediquemos a otros menesteres y eso se traduce en un mensaje clarísimo para ellos: podéis vender.

9 agosto, 2016

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