Cultura y Ocio, Madrid

El Santo Sepulcro al ritmo de España

El himno de España ha abierto la tarde. Un cielo rosado acompañaba la muerte de Cristo. Que más tarde lloraría su Madre. El capataz, trajeado y con paso firme, iba guiando a su hermandad. Tras la puerta se escuchan ordenes de última hora, pero silencio, los tambores suenan. Respeto y devoción. Pero silencio que el Cristo sale.

A ritmo de la banda, paso derecha, paso izquierda, los costaleros han hecho el paseillo de la tarde. Dos lazos negros a ambos lados te hacían recordar el día que era o lo que quiere representar. Pero a pesar de ello, Él no estaba solo. Muchos penitentes, algunos descalzos, han sido sus acompañantes durante el trayecto. Túnicas blancas con capirotes negros andaban al son. Los cirios luchaban con el escaso viento para no apagarse, pero el cielo se ha portado y un rojo fuego ha roto el cielo azul. Atardecía.

virgen

En esto como en la vida. Un hijo nunca camina solo. Una majestuosa estampa aparecía por la puerta de la Catedral de San Francisco. La Virgen vestida con un enorme manto negro de bordes dorados se hacía hueco entre el gentío. Cabezas arriba y expectación ante la imagen. Una corona de oro hacía, si cabe, más impactante la puesta en escena. Rodillas al suelo con la Santa Madre a cuestas para pasar un arco que pedía a gritos un aplauso. Efectivamente, aplausos y al grito de «al cielo con ella» la virgen ha seguido el recorrido. Creyentes y meros espectadores han sido testigos de lo que ocurrió o no, según quien lo mire, hace miles de años. La Virgen se marchaba por las estrechas callejuelas del pueblo, pero, cortesía de los costaleros, la han bailado ante los allí presentes.

cristo sepulcro

Tarde de objetivos cumplidos para algunos. Tocar el manto, pedir milagros, hacer promesas y cumplir otras ante la estampa. O solo mirar y darle tiempo a la magia.

28 marzo, 2016

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